Politicas institucionales y teleformación en Universidades
Ningún proyecto de teleformación tendrá posibilidades de exito sin un convencimiento real en las altas instancias decisoras de las universidades acerca del alcance, eficiencia y calidad de la educación mediada por tecnologías. Esto implica que no se trata sólo de instalar un LMS en un servidor de la Universidad e iniciar los cursos a distancia.
El proceso es más complejo. Implica el manejo del cambio institucional que deriva de las posibilidades que ofrecen las tecnologías de información y comunicación, y como todo proceso de cambio aparecerán las resistencias naturales de personas o grupos. No faltará el tecnófobo que inicie rumores acerca de que quieren sustituir profesores por máquinas y lo asombroso es que no serán pocos los que crean que esto es cierto. De manera, que no se trata de crear un nuevo reglamento universitario para organizar el proceso de teleformación, bien sea como apoyo a los procesos presenciales o como una estrategia autónoma de formación, paralela a la modalidad presencial.
La política institucional va a la normativa, para darle formalidad a la estrategia y para reconocerla como tal. Sin embargo, debe abordar sobre todo los procesos de cambio mediante la formación y la integración con otros procesos académicos.
Lo primero, la normativa es necesaria, pero no suficiente. Teniendo el marco regulatorio se debe complementar con la formación del profesorado que voluntariamente reconoce a la teleformación como una posibilidad real y estimo que es en este componente la resistencia es mayor. La teleformación demanda del profesorado nuevas competencias (conocimientos, habilidades y actitudes) relacionadas a la forma de gestionar procesos de enseñanza en un ambiente virtual, y en este aspecto se debe reconocer que los docentes se encuentran en desventaja respecto a los estudiantes. Los estudiantes son co-creadores, pero la iniciativa está en el docente, quien además de motivar la comunicación, debe desarrollar contenidos digitales apropiados para sus cursos en línea.
Veamos esto en la vida real. En la perspectiva de la Unellez, se crea una Secretaria de Estudios a Distancia, es decir, una unidad de alto nivel para abordar este tema. Pero ya desde muchos años antes, la Universidad contaba con una plataforma Moodle. Esa Secretaría da prioridad a la creación de un reglamento de estudios a distancia y se aprueba la resolución para el respectivo reglamento. Se dictan cursos a lso docentes, sin embargo, los cursos de apoyo a la docencia presencial (blended) o los cursos virtuales no aparecen. Por que? La resistencia al cambio se da de muchas formas y los cursos virtuales por su asincronía requiere tiempo de dedicación para responder foros, para virtualizar los contenidos educativos, además, la plataforma abre el espacio para escrutar la forma en que los docentes imparten sus clases y administran sus contenidos. Muchos se pasean por la idea de ¿quién me paga esas horas horas extras de dedicación a las materias asignadas?, el tema económico no está ausente en esa resistencia.
Esto es el común en las Universidades venezolanas, y surge, adicionalmente, la interrogante de quien autorizó la instalación de esa plataforma antes de que existiera la norma (una solución aparece antes de que el problema fuese reconocido y la política formulada), mas importante aun quien determinó y bajo que criterios pedagógicos que esa fuera la plataforma. ¿Por que Moodle y no otra plataforma? Quien determinó que esa era la mejor plataforma para la filosofía educativa que rige a la Universidad? La respuesta es que simplemente esa era la que estaba mas difundida, la que tenía mas documentación técnica y la que podía recibir ayuda, dentro del país, en la resolución de los problemas que aparecieran en su administración. Esto no está mal. Solo que debemos reconocer que privaron razones tecnicas mas que razones docentes en la aparición de la solución y muchisimo mas que razones institucionales. A estas razones técnicas se agregan razones individuales de logro, personas con iniciativas propias.
Sin embargo, estas razones deben ser revisadas a la luz de los modelos universitarios. Aca debemos apelar al concepto de universidad; contrario a la idea de una unica forma de percibir, concebir y plantear el uso de tecnologías en apoyo a los objetivos universitarios y de respuestas a las necesidades sociales, las universidades deberian contar con multiples plataformas a objeto de que sea la comunidad la que experimente y determine en que casos una determinada plataforma sirve y apuntala los objetivos institucionales.